Si quisiera dejar de ser ese abuelete rabietas y pasar a formar parte del Olimpo de los nuevos dioses modernos, me autofundaría a lo griego como "Hipocritas", el Dios de la Hipocresía. Por supuesto que elegiría estos tiempos actuales como mi época de "venida del profeta". ¡Qué mejores tiempos!
Navidades en sociedad "desarrollada" y en pleno siglo XXI. Buf: ¡qué festín!
Desde luego tendría que hacer poco para convencer al bulgo a adherirse a mi religión recién inventada: bastaría con recordarle que es lo que lleva viviendo desde que nacío (hablo de personas nacidas en Democracia). Le diría: ¿a que llevas toda tu vida felicitando las Navidades a aquellas personas que odias? ¿a que llevas toda tu vida comprando regalos sin sentir su verdadero significado? ¿a que nunca has dedicado más de 20 minutos a pensar o investigar de dónde y por qué se fundaron esta festividad navideña?
Pienso que es la Navidad es la época de la hipocresía y del consumismo exacerbado y compulsivo. Señores: que el mundo no está sobrado, que cada segundo mueren cientos de personas de hambre mientras nosotros no pensamos más que en el siguiente chuletón. Todo eso me da asco.
Además, para parecer que Madrid vive en una nube de recursos sobrados y que nadie sufre para llegar a fin de mes, el Ayuntamiento nos pone esas maravillosas lucecitas para que todo parezca jovial y alegre. El otro día oí lo que supone de consumo y sentí náuseas. ¿Pero es que nadie quiere ver la otra realidad?
Odio las putas navidades, de eso no cabe duda. Lo que me preocupa es que cada año las odio más, y más, y más ...
Bueno, felices próximos días.
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